jueves, 22 de septiembre de 2011

A veces me pasan cosas... (Ayer, 16:00 hs.)

Tomé el subte "A" para volver a casa, por suerte a esa hora siempre me siento. Me acomodé y cerré los ojos para no aburrirme. Pero no pasó mucho tiempo que sentí que alguien hablaba casi a los gritos, parecía la voz de un muchachito. Seguí con los ojos cerrados pensando no los voy a abrir ... como soy curiosa decidí mirar y me di cuenta que se trataba de un joven no vidente. Entraba al vagón ayudado por alguien y abriendo paso para poder llegar a un asiento cerca de la salida. Explicaba con entusiasmo, mientras se sentaba, que siempre va contando las estaciones para saber cuándo y dónde bajar. Desde mi lugar lo observé un buen rato y ninguna persona de las que estaban al lado le seguía la conversación, pero él vivía su mundo y seguramente imaginaba la agradable charla que estaba compartiendo. Era muy simpático y en ningún momento dejó de sonreír. Su rostro, muy dulce y su sonrisa, que todavía la recuerdo, me inspiró una inmensa ternura, era como un rayo de luz para todos los que nos sentíamos cansados (?) nada lo detenía y aun en silencio regalaba gestos de felicidad. Lo bueno es que en ese momento no me interesó volver a cerrar los ojos, sentí que no era un viaje como tantos, esa persona estaba ahí y yo debía escucharla. Nos estaba enseñando varias cosas, una de ellas... a sonreír siempre y a valorar la vida para seguir aprendiendo. porque a pesar de su ceguera, él, la estaba disfrutando con todos los colores.

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