Al final de la vida no seremos juzgados por todos los diplomas que hemos recibido, por cuanto dinero hemos ganado, o por cuantas cosas maravillosas hallamos hecho.
Seremos juzgados por “Tuve hambre y me diste de comer, estaba desnudo y me vestiste, estaba sin techo y me acogiste”.
Hambriento no sólo de pan—pero hambriento de amor. Desnudo no solamente de ropa—pero desnudo de la dignidad y el respeto humano. Sin techo no sólo por querer un cuarto de ladrillos - sin techo debido al rechazo.
Madre Teresa
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